Archivo de la categoría: club peñavera

Mons. Ocáriz: «Las puertas del Opus Dei están abiertas a todos»

 padre-y-ocariz.jpg

Monseñor Fernando Ocáriz (París, 1944) es la persona más cercana al prelado del Opus Dei. Publicamos una entrevista de la agencia Zenit en la que habla de la figura jurídica de la Prelatura Personal.

26 de marzo de 2008

En una entrevista a Zenit, a la luz de los primeros 25 años de la erección del Opus Dei como prelatura personal -la única del mundo-, su vicario general revela cuál es la relación de esta institución con las diócesis y explica que el a veces supuesto «poder» de «la Obra» no es otro que el derivado del Evangelio.
Monseñor Ocáriz ha recibido a Zenit en la sede de Villa Tevere en la Ciudad Eterna, donde está enterrado el fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá de Balaguer.

Este sacerdote es físico y teólogo. Autor de numerosas publicaciones filosóficas y teológicas, especialmente en el ámbito de la filosofía de la historia y de la cristología, desde 1986 es consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

También es miembro de la Pontificia Academia Teológica y desde el 23 de abril de 1994 es el Vicario General del Opus Dei.

–El Opus Dei nació para ayudar a los laicos en su vida normal. ¿Los laicos son parte de la prelatura del Opus Dei, o la prelatura es sólo para la parte -mínima– de sacerdotes del Opus Dei?

“San Josemaría Escrivá ha ayudado a corregir una concepción errónea de la santidad, como si fuera algo reservado para algunos «grandes». La santidad es hacerse amigo de Dios, dejar obrar al Otro, el Único que puede hacer que este mundo sea bueno y feliz”.

–Monseñor Ocáriz: El Opus Dei nació propiamente para difundir y recordar a todos –sacerdotes y laicos– la llamada universal a la santidad. Como enseñó san Josemaría desde 1928, esta universalidad, es decir, que Dios llama a cada persona, lleva consigo, además, que todas las circunstancias humanas honradas –el trabajo profesional, las relaciones familiares y sociales– pueden y deben ser realidad santificada y santificadora.

Como dijo el cardenal Joseph Ratzinger con motivo de la canonización del fundador del Opus Dei, el mensaje de san Josemaría Escrivá ha ayudado a corregir una concepción errónea de la santidad, como si fuera algo reservado para algunos «grandes». La santidad es hacerse amigo de Dios, dejar obrar al Otro, el Único que puede hacer que este mundo sea bueno y feliz.

Los laicos del Opus Dei, mujeres y hombres, casados y célibes, son parte integrante de la Prelatura, tanto como los sacerdotes que constituyen el presbiterio. La relación entre estos ministros sagrados y los fieles laicos es la propia de la Iglesia.

Al mismo tiempo, cada laico pertenece también a la Diócesis donde tiene el domicilio, como cualquier otro católico. Juan Pablo II lo recordó en diversas ocasiones, refiriéndose concretamente al Opus Dei: el sacerdocio ministerial de los clérigos y el sacerdocio común de los fieles laicos se unen y entrelazan, en unidad de vocación y de régimen para cumplir la misión evangelizadora de la Prelatura, bajo la guía de un Prelado.

–El Opus Dei es la única prelatura personal que existe actualmente. ¿Reciben consultas de instituciones eclesiales que querrían ser una prelatura personal?

–Monseñor Ocáriz: Sí, por ahora es la única prelatura personal. Sin embargo, en la Iglesia hay otras circunscripciones eclesiásticas delimitadas también por un criterio personal, para diversas necesidades pastorales.

Por ejemplo, los ordinariatos que existen en algunos países para la atención de fieles de rito oriental, los ordinariatos militares y una administración apostólica personal erigida hace unos años en Brasil.

La constitución de una prelatura personal corresponde exclusivamente a la Santa Sede; además, el Derecho Canónico prevé que para su erección se consulte a las conferencias episcopales interesadas.

Se trata de una decisión pastoral, dirigida a favorecer la misión de la Iglesia en un mundo caracterizado por la movilidad de las personas. Por ejemplo, en las Exhortaciones apostólicas post-sinodales Ecclesia in America y Ecclesia in Europa, Juan Pablo II menciona las prelaturas personales como posible solución para personas necesitadas de una peculiar atención pastoral, concretamente para grupos de emigrantes.

También es posible que, como ha sucedido en el caso del Opus Dei, la acción del Espíritu Santo, que impulsa a llevar a cabo determinadas tareas apostólicas, origine unas necesidades pastorales que requieran una estructuración en prelatura personal.

No me consta que el Opus Dei haya recibido consultas de instituciones que hayan pensado en la posibilidad de ser prelatura personal. En cambio, sí es relativamente frecuente que sean llamadas personas del Opus Dei para explicar la experiencia de la Prelatura en estos años: en congresos, jornadas de estudios, reuniones pastorales, etc.

–¿Qué hay de cierto en la supuesta independencia –o autonomía, si lo prefiere– del Opus Dei por el hecho de ser jurídicamente una prelatura personal?

–Monseñor Ocáriz: La realidad es exactamente la contraria. Erigir una prelatura significa precisamente «dependencia»: poner a una parte del pueblo cristiano en dependencia pastoral de un miembro de la jerarquía eclesiástica.

No tiene sentido hablar de independencia o autonomía pues, al contrario, el Opus Dei depende de un prelado nombrado por el Romano Pontífice.

El prelado y sus vicarios ejercen la potestad eclesiástica en comunión con los demás pastores, bajo la suprema autoridad del Papa, de acuerdo con las normas universales de la Iglesia y las normas particulares contenidas en los Estatutos que la Santa Sede ha establecido para la Prelatura.

Pienso que la experiencia de la presencia del Opus Dei en numerosísimas diócesis de los cinco continentes puede contribuir a que se comprenda, también desde un punto de vista práctico, que la novedad de las prelaturas personales, introducida por el Concilio Vaticano II, no perjudica la unidad en las Iglesias particulares, sino, al contrario, supone un servicio a éstas en la general misión evangelizadora de la Iglesia.

Como escribió Benedicto XVI al actual prelado, monseñor Echevarría, con ocasión del cincuenta aniversario de su ordenación sacerdotal, «cuando fomentas el afán de santidad personal y el celo apostólico de tus sacerdotes y laicos, no sólo ves crecer la grey que te ha sido confiada, sino que proporcionas un eficaz auxilio a la Iglesia en la urgente evangelización de la sociedad actual».

– ¿Es correcto decir que hay «obispos del Opus Dei»?

“A quien se acerca a una actividad apostólica promovida por la prelatura –sus puertas están abiertas a todos– se le ofrece un horizonte de vida cristiana”.

–Monseñor Ocáriz: Depende de lo que se entienda con esa frase. Cuando un sacerdote del presbiterio de la prelatura es llamado por el Santo Padre al episcopado, como ha ocurrido algunas veces, le sucede lo mismo que a cualquier sacerdote diocesano: deja de estar incardinado en la circunscripción eclesiástica de la que procede, aunque continúe recibiendo asistencia espiritual de la Prelatura. Tiene la misma condición canónica que la de cualquier otro obispo.

Como es obvio, el prelado del Opus Dei no tiene potestad alguna sobre la misión episcopal de esos obispos.

–Supongo que pensará que no existe un antes y un después en el Opus Dei a causa del fenómeno del “Código da Vinci”.

–Monseñor Ocáriz: Evidentemente, no. Suponer que esa novela pueda tener una incidencia histórica tal para determinar un antes y un después en el Opus Dei carece de sentido.

Distinto es el influjo que haya podido tener en algunas personas. Sin ignorar la desorientación que ese tipo de literatura puede provocar en algunos lectores, me consta que numerosas personas han decidido ponerse en contacto con la Prelatura y sus actividades de formación cristiana, precisamente como consecuencia de la información sobre la Obra que se dio, para contrarrestar serenamente las falsedades de ese libro.

También han sido numerosísimas las muestras de solidaridad con el Opus Dei por parte de periodistas, escritores y otras personas que han seguido más de cerca la información sobre este tema. Se ha experimentado, también con este motivo, una estupenda solidaridad eclesial: son momentos en los que se palpa que la Iglesia es familia.

–A veces se oye hablar del «poder» del Opus Dei. ¿Por qué cree que se ha generado esta imagen?

–Monseñor Ocáriz: A pesar de las limitaciones personales –ni somos ni nos consideramos «los primeros de la clase»–, Dios ha bendecido con abundantes frutos apostólicos la labor de almas del Opus Dei.

Visto humanamente, quizá eso puede parecer a algunos como expresión de «potencia» o «poder».

En realidad, la Obra es una pequeña parte de la Iglesia, y su «poder» consiste en el que de ahí le proviene: el Evangelio que -como escribe san Pablo- es «fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree». Los frutos de la labor de los fieles del Opus Dei los suscita el Espíritu Santo en la Iglesia y mediante la Iglesia.

A quien se acerca a una actividad apostólica promovida por la prelatura –sus puertas están abiertas a todos– se le ofrece un horizonte de vida cristiana.

Quien se acercase a la Obra buscando influencias humanas u otro tipo de bienes que no sean los espirituales, no podría resistir mucho tiempo: oiría hablar de amor a Jesucristo y a la Iglesia, de compromiso cristiano, de vida espiritual y de servicio generoso a los demás.

Por Miriam Díez i Bosch

Coraje frente al cáncer

Pablo Álvarez, agregado del Opus Dei, es redactor de asuntos sanitarios del periódico asturiano La Nueva España y colaborador de la revista Nuestro Tiempo. Tiene 39 años y acaba de publicar “Coraje frente al cáncer”, un libro que recoge testimonios de personas afectadas por tumores. Afirma que el libro intenta dar una respuesta a la demanda comprensión, compañía y esperanza de los pacientes y de sus cuidadores.
pablo-alvarezz2.jpg
¿Por qué un libro sobre el cáncer?

Porque en los casi 15 años que llevo ejerciendo el periodismo me he encontrado con muchas situaciones que me han llamado la atención, pero ninguna me ha impactado tanto como las reacciones de las personas ante la enfermedad. Y, dentro de la enfermedad en general, he visto que el cáncer desencadena una serie de conductas que me ha parecido interesante tratar de explicar con detalle. Y no se me ha ocurrido mejor manera de hacerlo que recurriendo a testimonios de afectados por tumores y de personas que han sido cuidadoras de enfermos.

¿En la decisión de escribir este libro hay una voluntad de ayudar a los enfermos?

Sin duda. Pienso que casi todos los que hemos pasado por una enfermedad, aunque sea leve, tendemos a interesarnos por cómo la han afrontado otros: qué síntomas tuvieron, a qué médicos acudieron, qué medicamento les vino bien, cómo mantuvieron el buen ánimo… En el caso del cáncer, las preguntas son básicamente las mismas, pero adquieren un carácter dramático…

¿Por qué?

Por la agresividad de la enfermedad y por todas las connotaciones que lleva consigo, no sólo personales, sino también familiares y sociales. Por poner un ejemplo que puede parecer secundario: hay enfermos, sobre todo mujeres, que sufren un shock muy fuerte al verse sin pelo a causa de la quimioterapia. Probablemente saben que es un factor de escasa relevancia en comparación con todo lo que tienen encima, pero no pueden evitar la conmoción que supone ser un enfermo “público”, que lleva la enfermedad en la cara. Pienso que a la enfermedad le ocurre un poco como al enamoramiento: sólo se entiende de verdad cuando se pasa por ella.

Los demás pueden intentar acompañar…

Los demás pueden intentar ponerse en su lugar, comprender, pero a veces no es tan fácil. El libro intenta contribuir también a que todos entendamos un poquito mejor lo que pasa por la cabeza y el corazón de estas personas, a aumentar la empatía con ellas y, por consiguiente, a poder ayudarlas con más eficacia.

Pese a todo, los principales destinatarios del libro son los enfermos…

Eso es lo que yo supongo. En especial, los que han recibido recientemente el diagnóstico y demandan una orientación, porque el golpe inicial al recibir la noticia es demoledor. Y también los que llevan años luchando contra la enfermedad. Estoy hablando de un colectivo enorme. Sólo en España, cada año se detectan 165.000 nuevos enfermos de cáncer. Gracias a Dios, las tasas de curación van aumentando paulatinamente. Ahora mismo, en torno a la mitad de los afectados superan el cáncer. Está justificado ver la botella medio llena.

Se han publicado antes libros parecidos.

Que yo sepa, el que ha alcanzado mayor difusión es el Mariam Suárez, “Diagnóstico cáncer”, que ha demostrado los beneficios que pueden aportar estos testimonios. Pero la hija de Adolfo Suárez ya no está entre nosotros y me parece que a los pacientes les ayudan sobre todo las referencias de gente que ande por la calle. Mi libro es un libro de supervivientes y, desde ese punto de vista, pienso que puede insuflar optimismo y ser una fuente de motivación y estímulo.

¿Cómo eligiste a los entrevistados?

Buscando interés y variedad. Algunos son famosos (el periodista José María García; el Padre Ángel, de Mensajeros de la Paz; Blas Herrero, empresario de la comunicación, relata cómo cuidó a su padre; María José Ramos, consejera del Gobierno de Asturias, narra su experiencia en el prólogo…), otros son desconocidos. Unos son mayores, otros jóvenes. Unos son creyentes, otros no…

¿Y qué tienen en común?

Que han afrontado el cáncer con coraje y con valentía, y que se han prestado a poner sus experiencias, algunas de ellas muy íntimas, al servicio de los demás. Les estoy muy agradecido por este pedazo de su vida que me han confiado para que yo lo administrara. Espero haber respondido a esta confianza. En realidad, sólo he sido un administrador. Ellos son los autores del libro. Y no exagero cuando digo que sólo por conocerles ya habría valido la pena escribir este libro.

¿Por qué optaste por el formato de entrevistas?

Para no “teledirigir” las historias. Para no correr el riesgo, incluso sin pretenderlo, de querer encorsetar a todas estas personas en mi esquema mental. He querido que, a partir de un cuestionario básico, cada uno contase su experiencia a su aire, con sus propias palabras, profundizando hasta donde cada uno considerase oportuno…

¿Te ha costado mucho elaborarlo?

El esfuerzo ha sido mucho menor que el beneficio moral que he obtenido. Aunque el libro acaba de empezar a rodar, ya me han llegado unos cuantos ecos que me llenan de satisfacción, de personas que se han visto consoladas, comprendidas y reflejadas en algunas de las historias. El enriquecimiento que supone conocer de primera mano estas experiencias es impagable.

copia-de-jfa_8278.jpg¿Es duro bucear en el dolor?

Reconozco que, durante las conversaciones, viví momentos que me pusieron la piel de gallina. Habría que tener el corazón de piedra para quedarse tan tranquilo. Espero haber sido capaz de transmitir estos sentimientos, no como emociones gratuitas y facilonas, sino como experiencias profundas y sinceras.

Como periodista, ¿no has tenido la sensación de hurgar en unas experiencias negativas?

Todo lo contrario. Pienso que el libro enfatiza los aspectos más positivos, sin ocultar los negativos. La experiencia nos dice que lo bueno de lo malo es que siempre encierra algo bueno. Y lo bueno del cáncer es que saca de las personas lo mejor que llevan dentro. Algo que ni ellos mismos sabían que llevaban. Los protagonistas dicen con mucha frecuencia: “No sé cómo pude con la enfermedad, creo que si me ocurriera otra vez no podría”.

Entonces, ¿somos más fuertes de lo que pensamos?

Por supuesto: la capacidad del ser humano frente a la adversidad y el sufrimiento es superior a lo que el propio individuo presupone. Y si la situación volviera a repetirse, muy probablemente volverían a sacar fuerzas de donde aparentemente no las había.

Esto tiene algo de misterioso…

Eso me ha parecido a mí. Son misterios de la condición humana, que a veces anda algo despistada entre tantos afanes materialistas y de bienestar meramente biológico… Misterios de esa energía interior que albergan conceptos como familia, amigos o esperanza, que hoy son más necesarios que nunca y que en estas situaciones se convierten en determinantes.

Son experiencias que cambian el modo de ver la vida.

Y tanto. Siempre me ha llamado la atención las profundas alteraciones que enfermedades como el cáncer introducen en la escala de valores de quienes las sufren (admito que no de todos). Los aspectos materiales, el hedonismo y el consumismo pasan a segundo plano. En los primeros puestos quedan la salud humana y espiritual, los seres queridos, la vida vivida como un regalo que se agradece en cada nuevo amanecer…

¿Por qué el título “Coraje frente al cáncer”?

Pienso que el coraje es una característica específicamente humana, una consecuencia del amor a la vida, una capacidad de sobreponerse a la tribulación, una brújula para encontrar el sentido del aparente sinsentido…

¿Algunas historias del libro relatan la muerte de maridos, hijos…?

Pero todos los protagonistas del libro muestran coraje. Algunos de ellos, es cierto, cuentan cómo lucharon junto a sus seres queridos y cómo perdieron la batalla. Pero entiendo que eso de las batallas perdidas merecería un capítulo aparte. Analizar el sentido y la aceptación de la muerte requeriría muchos libros más gruesos que éste… o tal vez menos libros y una simple mirada más penetrante a lo que somos y estamos llamados a ser, al potencial que encierra el ser humano.

¿Qué has pretendido con esta ardua aventura?

Parafraseando al cardenal Ratzinger (hoy Benedicto XVI), he querido decir algo que mañana no sea ya irrelevante. Algo mínimamente perdurable. Los periodistas trabajamos con la premisa de que esa gran noticia que estamos escribiendo a las ocho de la tarde estará envolviendo pescado a las doce del mediodía siguiente. La actualidad es, por sí misma, volátil. Pienso que casi todos los periodistas añoramos en un momento dado de nuestra carrera pronunciar una palabra cuyo eco resuene al menos durante varios días… Y no sigo porque sospecho que me estoy poniendo algo petulante.

¿Ha sido una tarea agradable para ti?

Por supuesto que un trabajo así tiene momentos más complicados, pero la satisfacción de ver culminado un proyecto es muy superior. Mi aspiración era hacer algo que me gustase y que fuese útil para quienes lo necesitan de verdad. Soy miembro del Opus Dei y aprendí de San Josemaría que la opción por los pobres tiene un sentido muy amplio: pobre es el que carece de algo que para él es realmente imprescindible. Y en la enfermedad grave son imprescindibles la comprensión, la compañía, la esperanza y una brújula para encontrar el sentido del dolor. El libro quiere aportar algo de todo esto.

¿Cómo se puede conseguir el libro?

Lo mejor es contactar con la editorial a través del teléfono (985 10 22 22) o con el autor mediante correo electrónico (pabloalvarez2007@gmail.com).

J. L. G.

Solidarium, un blog del club juvenil Torla

horario.jpg          ¿Qué es Solidarium?

Una de las iniciativas de Novo Leader Project del Club Torla, que persigue un objetivo clave en la propia formación: sacarle el máximo partido al tiempo.Los elementos básicos para alcanzar un elevado grado de satisfacción son: estudio, deporte, cultura y  solidaridad y apoyo a los más necesitados. Cualquier actividad que oriente su fin a la consecución de la felicidad del “otro” (familia, amigos, compañeros, gente necesitada…) ha de ser promovida e impulsada bajo su verdadero aspecto, atractivo y cautivador en toda su belleza. Puedes consultar este blog pinchando aquí solidarium

Más de mil asturianos en la Jornada de la Familia en Torreciudad presidida por el Prelado del Opus Dei

torreciudad-3.jpg El sábado 8 de setiembre se celebró en el Santuario oscense de Torreciudad la XVIII Jornada Mariana de la Familia. En la concelebración Eucarística, que presidió el Prelado del Opus Dei en una mañana plenamente soleada, Mons. Javier Echevarría recordó que este año la Jornada coincidía con la fiesta de la Natividad de Santa María, Madre nuestra y «puerta por donde se accede a la Vida, por donde se profundiza en el camino de amar santamente a Cristo».

El optimismo desde la fe

El Prelado del Opus Dei animó a los padres a huir del pesimismo en la educación de los hijos. «Con cierta frecuencia se comenta que, en estos tiempos, corren aires difíciles para la educación de los hijos. Con un acusado pesimismo, a veces se escucha que, incluso cuando los padres y hermanos procuran hacerlo bien, no es posible evitar que algún hijo se tuerza; o añaden que resulta casi una utopía que todossalgan adelante con vida recta. No os desaniméis: con la gracia de Dios, siempre se puede alcanzar ese buen objetivo; hay muchos ejemplos de innumerables hogares que, con tesón y esfuerzo, con optimismo cristiano y humano, han logrado ese ambiente familiar que verdaderamente ha formado magníficamente a sus hijos».

Mons. Javier Echevarría también ha recordó unas palabras de San Josemaría sobre la familia. «Si tuviera que dar un consejo a los padres, les daría sobre todo éste: que vuestros hijos vean (…) que procuráis vivir de acuerdo con vuestra fe, que Dios no está sólo en vuestros labios, que está en vuestras obras; que os esforzáis por ser sinceros y leales, que os queréis y que los queréis de veras».

Carta del Prelado del Opus Dei con motivo del terremoto en Perú: es la hora de la Caridad y de la Fraternidad

terremoto01.jpgMonseñor Javier Echevarría, prelado del Opus Dei manifestó su pesar por las víctimas del reciente terremoto en el Perú y pidió oraciones por los difuntos y por sus parientes.

El miércoles 15 de agosto, a las 18:40, un terremoto de 7,9º en la escala de Richter sacudió gran parte del país, ubicándose el epicentro en la localidad de Chincha Alta, 190 Km. al sur de Lima. Los muertos ascienden a más de 500, son innumerables los heridos y las casas destrozadas, incluidas algunas iglesias como el Santuario de Luren en Ica, la iglesia de San Clemente en Pisco, o la de Zúñiga en Cañete.

El Instituto de Defensa Civil reportó que hay 16.669 viviendas destruidas y 85.000 damnificados en las regiones de Ica y Lima. Luego del terremoto se han sentido en el país unas 360 réplicas, según el Instituto Geofísico de Perú.

El prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, ofreció sufragios por las personas fallecidas víctimas del terremoto. En una carta enviada con fecha 16 de agosto desde Pamplona al vicario regional del Perú, manifestó una “pena muy grande” por lo sucedido y pidió no dejar de rezar por las víctimas, “para que el Señor les conceda el premio de su gloria, y encomendémonos a esos difuntos para que intercedan por nosotros”.

El prelado exhortó en su misiva que “es la hora de la caridad y de la fraternidad, porque no nos puede dejar indiferente ninguna de las tragedias que ocurren en el mundo”. Monseñor Echevarría comentó que el espíritu del Opus Dei “lleva a acudir con la oración o físicamente hasta los lugares donde haya una sola criatura que precise nuestra ayuda”. Finalmente pidió que “reforcemos nuestra oración por las poblaciones, pidiendo que el Señor saque muchos bienes de estos males”.

El día 16 de agosto, a través de un telegrama firmado por el Cardenal Secretario de Estado, Monseñor Tarcisio Bertone, el papa Benedicto XVI envió sus condolencias a los familiares de las víctimas y ofreció «sufragios al Señor por el eterno descanso de los fallecidos». Así mismo mostró su «cercanía espiritual a los numerosos heridos y a quienes se han visto privados de su hogar». El Santo Padre exhortó a las instituciones «y personas de buena voluntad a prestar con caridad y espíritu de solidaridad cristiana la necesaria ayuda a los damnificados» e impartió la bendición apostólica a los afectados y quienes les socorren «como signo de afecto al querido pueblo peruano».

Los Obispos del Perú, por su parte, expresaron también sus sentidas condolencias a todos los familiares de las personas fallecidas como consecuencia del terremoto del miércoles y elevaron sus oraciones por las almas de esos seres queridos. A través de un comunicado, la Conferencia Episcopal Peruana señaló que este terremoto debe ser motivo especial de oración dirigida a Dios por todas las familias que están sufriendo.“La solidaridad humana y cristiana nos impulsa a estar muy cercanos a todas las personas afectadas por esta devastador terrible tragedia. Es momento de prueba pero también de firmeza, esperanza, unidad y amor”, indica el comunicado.

Asociación de cooperadores y amigos de la Prelatura

collage.jpgYa está disponible la página web de la Asociación de cooperadores en España. Los miembros de la Asociación, mujeres y hombres, colaboran en la realización de actividades educativas, asistenciales y de promoción cultural y social, entre otras.

Esas actividades:

  • Son siempre laicales y seculares: son iniciativas de ciudadanos corrientes, que cooperan al desarrollo de la sociedad civil.
  • Tienen un fin eminéntemente apostólico: dan a conocer el mensaje cristiano y la llamada universal a la santidad.
  • Contribuyen al bien común de la sociedad: cada iniciativa responde a las necesidades concretas de un ambiente o comunidad.
  • Animan a los bautizados a introducir en todas las realidades el mensaje de Cristo, necesario para el progreso humano.

¡Me salvé de milagro!

cesarbazo200.jpg

César tiene 37 años y es supernumerario del Opus Dei. Una catástrofe en su país de origen, Venezuela, le obligó a emigrar a España con toda su familia. Siete años después nos cuenta su aventura y el modo asombroso en que consiguió afincarse en este país. Ahora trabaja en un hospital asturiano

13 de julio de 2007

César, ¿qué ocurrió en Venezuela?

Vivía en La Guaira con mi mujer, Elia, y mis tres hijos. El 16 de diciembre de 1999, tras unos días de intensas lluvias se produjo una espeluznante riada de agua y barro. Era de noche. Subimos enseguida a la terraza del edificio y al poco tiempo vimos con desconsuelo que nuestra casa y muchos más pisos quedaban enterrados por el lodo.

Una situación angustiosa…

Salvamos la vida de milagro. Murieron muchos vecinos y amigos nuestros. El torrente produjo en total 40.000 muertos. Pasamos el día en la terraza del edificio con varios vecinos casi sin esperanza de salvarnos. Rezamos cuanto pudimos. Hasta bautizamos a un niño por si no salíamos vivos. Las esperanzas eran pocas y la tensión más que terrible.

¿Cómo os salvasteis?

Gracias a Dios después de 24 horas de angustia, dejó de llover y pudimos salir. No sabíamos si nuestros padres seguían con vida. Corrimos por la playa en medio de centenares de cadáveres arrastrados por la riada: un espectáculo dantesco. Tuvimos la suerte de encontrar a nuestros padres con vida y fuimos trasladados en helicóptero a Caracas.

¿Y qué hicisteis?

Enseguida nos dimos cuenta que habíamos perdido todo. No teníamos absolutamente nada, salvo la ropa que llevábamos puesta.

Difícil situación…

El Opus Dei es una gran familia y pude contar con el apoyo de muchas personas de la Obra para ir tirando en aquella fatídica situación. Habíamos perdido hasta los empleos. Yo era médico residente de ginecología y mi mujer abogada. Teníamos que buscar una solución rápidamente. Pensamos que lo mejor era emigrar a otro país y decidimos venir a España.

¿Y os lanzasteis a la aventura?

Así fue. Me vine yo primero y me encontré con tres grandes dificultades: lograr un permiso de residencia, homologar mi título de médico y conseguir mantenerme a mí primero y luego a toda la familia cuando ésta se trasladó. Para homologar el título debía pasar un duro examen para conseguir la plaza de Médico Interno Residente, pero no nos daban el permiso de residencia sin antes tener trabajo.

Dura disyuntiva…

Sí, porque el plazo para conseguir la residencia acababa antes de las oposiciones médicas. El dilema parecía no tener salida. El mundo se nos vino abajo. Entonces encomendamos a San Josemaría pidiéndole tres cosas muy concretas: que nos dieran el permiso de residencia, que me homologaran el título antes de la fecha del examen y que, por supuesto, aprobase el examen. Era un cúmulo de imposibles. Al mismo tiempo pusimos todos los medios humanos interponiendo un recurso. Mientras, yo tenía que estudiar mucho. Conseguimos dinero de amigos y de instituciones de ayuda a inmigrantes. En la academia de preparación me becaron…

A eso le llamaría una situación límite

Era desesperada. Pero se solucionó todo de modo asombroso. El día 9 de enero, aniversario del nacimiento de San Josemaría nos notificaron que nos concedían el permiso de residencia. El 14 de febrero, aniversario del inicio de la labor de mujeres en el Opus Dei, me concedieron la homologación del título. En el mes de abril me presenté al examen, y el 17 de mayo, aniversario de beatificación del Fundador del Opus Dei, publicaron en la gaceta oficial el resultado del examen: ¡había aprobado!

¡Vaya coincidencias!

Aún hubo un broche de oro. La víspera de la fiesta del beato Josemaría –todavía no había sido canonizado- firmé el contrato de Médico Residente y escogí plaza. Ahora me encuentro feliz trabajando en un hospital asturiano y toda la familia da muchas gracias a Dios y a San Josemaría, por cuya intercesión recibimos tantos favores.